Puede que sea una enfermedad del mundo capitalista o puede que tenga algún tipo de origen antropológico, pero lo cierto es que comprar puede ser divertido. Da una cierta vergüenza hablar de este tema con el desempleo acercándose al 20%, pero es un fenómeno real aunque pueda depender de dónde estés en la pirámide de necesidades de Maslow:

Está claro que, si no llegas a fin de mes, pasearte por El Corte Inglés puede no ser nada divertido. Pero, suponiendo que seas un privilegiado que puede gastar sin preocuparse por quedarse en descubierto, es probable que algún tipo de experiencia de compra te divierta: puede que sean los mercadillos o el Media Markt, la bisutería o la comida, los vestidos de fiesta o el calzado deportivo. Y todos los buenos comerciantes trabajan para moldear esa experiencia de compra, sesde el «¡¡Guapísima vaya ojazos que tenemos llévate dos mujer que me los quitan de las manos!!» hasta el «¿Puedo ayudarle?».
El nivel mínimo a conseguir es que la experiencia de compra sea agradable. Si traducimos esto al mundo digital, hablamos de usabilidad. Pero algunos distribuidores y marcas intentan ir más allá, combinando entretenimiento y funcionalidad para que la experiencia de compra no sea sólo agradable, sino también divertida. Aquí tenéis el último ejemplo que he encontrado (vía TechCrunch): la aplicación para el iPhone de Pizza Hut:
Escrito por Pablo Melchor en Estrategia Digital
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