Este es el segundo post de la serie «¿Qué hace falta para emprender?«
¿Has pensado alguna vez que tienes ganas de emprender pero «te falta la idea»? Bienvenido al club: la búsqueda de esa gran idea que cambiará el mundo para siempre es una de las actividades más frustrantes que existen.
La buena noticia es que no hace falta una idea revolucionaria para que te vaya bien (o incluso MUY bien).
Siempre digo que, cuando por fin se te ocurre una buena idea, en ese mismo instante se les está ocurriendo a otras cinco personas. Lo más probable es que ninguna la lleve a la práctica: lo fácil es quedarse en el «estaría genial» o «tenemos que hacerlo» y olvidarse unos cuántos días después. Incluso si sois dos los que os ponéis manos a la obra, solo uno de vosotros ejecutará bien la idea: el otro perderá fuelle al encontrarse con los primeros obstáculos («vaya, pues no era tan fácil como parecía») o descuidará las cosas importantes. Cuando lo piensas así, te das cuenta de que el valor de la idea es en el fondo muy pequeño: lo que cuenta es quién es capaz de ejecutarla mejor.
¿Y si nunca llegas a tener ni siquiera esa buena idea? No es el fin del mundo: tendemos a hacer un mito de la originalidad y pensamos que hay superhéroes capaces de ver siempre lo que nadie más ve, detectando oportunidades a diestro y siniestro. En la práctica, en lugar de esos superpoderes suele haber historias de perseverancia y de ensayo-error: las «historias de éxito» suelen ser solo los últimos proyectos de personas que una y otra vez han probado algo, se han equivocado y, en lugar de hundirse, han vuelto a intentarlo.
Así que la idea no es tan importante. Lo que en mi opinión sí es esencial es que estés convencido de que puedes hacer algo mejor que los demás. Paul Graham (fundador de Y Combinator, una famosísima «incubadora de startups» de Silicon Valley) sugiere simplemente que busques algo que esté mal resuelto, algo que piensas que hoy funciona de pena: en sus propias palabras, «look at something people are trying to do, and figure out how to do it in a way that doesn’t suck«.
Cuando fundamos Crazy Labs pensábamos que podíamos ofrecer un mejor servicio que las agencias de marketing online que había en la época. En realidad no teníamos ni idea de dónde nos metíamos, pero el convencimiento de que podíamos hacerlo mejor nos hizo perseverar y la historia salió bien.
Si tienes ganas de emprender, si quieres construir algo diferente a lo que ya existe, si crees que puedes aportar algo nuevo en un negocio amodorrado, no necesitas una idea deslumbrante: solo tienes que remangarte, ponerte manos a la obra y no rendirte, porque lo que es seguro es que será más complicado de lo que imaginabas :-)
Los otros posts de la serie: