¿Puede cualquiera ser emprendedor?

Este es el primer post de la serie «¿Qué hace falta para emprender?«

Como estamos en una situación económica de esas que hacen que sea mejor aislarse de las noticias, se oye mucho hablar sobre la importancia de emprender, de poner en marcha nuevos proyectos y «levantar el país» para «salir de ésta». En términos generales me parece estupendo y si podemos cambiar un poquito nuestra cultura y conseguir que gente con talento se plantée emprender en lugar de opositar habremos avanzado muchísimo.

Pero antes de lanzarnos todos a abandonar los Ministerios o Telefónica, o antes de decir «no echo ni un solo curriculum más», creo que hay que hacerse una pregunta importante: ¿puede cualquiera ser emprendedor?

Sinceramente, creo que le respuesta es no, igual que no todo el mundo puede ser jugador de baloncesto, cirujano o poeta. Esto no significa que haya que ser especialmente brillante para emprender (si lo pensara me merecería una «paliza» en las redes sociales), sino algo mucho más sencillo: si no tienes un par de cualidades clave, lo vas a tener mucho más difícil… y emprender ya es de por sí una tarea ardua.

La primera cualidad importante es tu tolerancia hacia la incertidumbre. Cuando te embarcas a construir una empresa donde antes no había nada, y por mucho business plan que te hayas currado, lo cierto es que no tienes ni idea de qué va a pasar ni mañana, ni dentro de un mes ni dentro de un año. No sabes si te van a quitar tu producto de las manos o si solo lo van a comprar tu madre y las madres de tus socios. No sabes si estás en el negocio del siglo o si vas a tener que ponerte a buscar trabajo dentro unos meses. Por no saber, muchas veces no sabes ni quién te mandó a ti meterte en esto.

Si llevas mal la incertidumbre, si te gusta tener tu rutina y saber perfectamente lo que vas a estar haciendo el mes que viene, el año que viene y a ser posible dentro de 10 años, entonces seguramente no debas emprender porque lo vas a pasar muy mal.

La segunda cualidad importante es también poco común: te tiene que gustar vender. Muchos pensaréis «¡Horror!: pero si yo soy programadora/diseñador/ingeniera/contable…». Da igual cuáles sean tus conocimientos técnicos: si decides emprender, vas a tener que vender tu producto o vender tus capacidades continuamente.

Si tienes prejuicios hacia la venta, si te imaginas timando a ancianas para que compren productos que no necesitan, estás pensando en el «reverso tenebroso» de la venta. La realidad es que hay vendedores buenos y malos igual que en todas las profesiones y que vender puede ser una actividad muy enriquecedora si lo haces bien. Vender es conversar, ESCUCHAR y contar con pasión aquello en lo que crees (si no puedes hablar con pasión de tu producto o de lo que puedes ofrecer a lo mejor no estás en el lugar adecuado).

Dicho esto, si te da vergüenza hablar de ti mismo, si odias tener que explicar por qué tu producto es bueno, si las reuniones te provocan sudores fríos… no digo que no puedas emprender, pero sí que te tienes que buscar desde el momento cero a un socio que te complemente (y yo en cualquier caso intentaría mejorar en esos aspectos).

Si te ves capaz de vivir en la incertidumbre, si crees en tu proyecto y te ves vendiéndoselo a quien quiera que se te ponga delante, tienes muchísimo ganado. Falta responder a otras dos preguntas más:

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